lunes, 7 de julio de 2014

¿Cómo se mantiene el deseo sexual en la pareja?


Esta pregunta es muy típica de personas que ya han superado el frenesí del principio y notan que su relación de pareja entra en la rutina y la monotonía. Ignorar las campanas de alerta y las luces rojas cuando la pareja ya no siente las cosas como al principio, puede ser el inicio del fin si no se manejan con cautela y se toman las medidas correctivas a tiempo.

"El amor es para siempre"...Esto lo escuchamos decir a cada rato y ciertamente lo es. El problema es que el amor puede durar para siempre  pero no es el mismo tipo de amor. Cuando 2 personas comienzan una relación y se sienten enamoradas todo ocurre como en los cuentos; sentimos mariposas en el estomago minutos antes de encontrarnos, la mas leve caricia nos estremece y sentimos escalofríos por doquier; y cuando hacemos el amor nos sentimos elevados al séptimo cielo y solo queremos estar con esa persona todo el tiempo.


Lo anterior ocurre porque nuestro cerebro, ante la presencia o el simple recuerdo del ser amado, descarga una cantidad tal de neurotransmisores, endorfinas y oxitocina,  en nuestro torrente sanguíneo que en un breve período de tiempo nos hacemos adictos, literalmente.  Y como en toda adicción existe también el síndrome de la abstinencia  La ausencia o separación de nuestra alma gemela es demoledora y sentimos que no podemos vivir sin el o ella. Hasta aquí todo va bien. 

Pero cuando se decide que vivir juntos es lo mejor, comienza un proceso que se toma un tiempo pero tarde o temprano llega. Afrontar la vida como pareja, no es lo mismo que ser novios. Cuando somos novios cada quien vive en su casa, no hay gastos de luz, préstamo hipotecario, no hay que hacer las compras, etc. Cuando se vive en pareja, cosas como no levantar el aro de la poceta  (water) cuando el marinovio orina, o dejar la pasta dental abierta y el jabón lleno de pelos, enciende una mecha silenciosa. Después vienen preguntas (también silenciosas, por ahora) tales como: ¿ Por que tengo que limpiar yo sola?,  ¿Por que no me ayuda en las tareas de la casa? y un montón más que expresadas a tiempo logran corregir el rumbo. Si la pareja es bendecida con un hijo (adoptado o propio) llega la flor que le faltaba al ramo.

Por norma las obligaciones producen desgaste en la pareja. Se debe trabajar más, se tiene menos intimidad, se pospone el gozó sexual y los momentos románticos quedan reducidos al 14 de febrero. Lenta pero inexorablemente caemos en el tedio y la monotonía, prácticamente si darnos cuenta.

Para que esto no ocurra, debemos darle a nuestra vida en pareja una sacudida. Construir una relación fuerte y sana, Crecer juntos intelectualmente,  buscar los momentos para tener buen sexo, no esperarlos, Jugar con las fantasías, reírnos juntos, comunicarnos todo el tiempo,  nunca irnos a la cama de mal humor con el otro sin expresarlo clara pero respetuosamente, ser innovadores a la hora de hacer el amor, conocer el cuerpo de nuestra pareja y el nuestro para saber donde y como lo puedo acariciar y estimular. En fin, ningún gesto amable o atención hacia el otro está de más.

Todavía con todo lo que hagamos, el amor de novios se transforma. No existe una pareja que se ame igual después de  muchos años. No quiere decir que no se amen, solo que el amor es más sereno más racional; ya no tenemos esa carga bioquímica que el cerebro vertía en nuestras venas. También nuestros cuerpos van cambiando con los años y esta es otra luz roja que se enciende.

Debemos cuidar nuestros cuerpos, hacer ejercicios periódicamente, mantener una buena alimentación. No subir de peso, vestirnos bien, usar buenos perfumes, mantener un corte de pelo que nos favorezca. Una mujer madura bien conservada es una visión de ensueño para un hombre. Para nosotras no es tan importante que nuestro compañero o compañera tengan un cuerpo atlético, pero si nos gusta y ademas nos sentimos orgullosas de estar con un hombre o una mujer que este bien físicamente a pesar de los años. 

No es fácil, pero se puede lograr. Construir una relación de pareja sana, implica administrar bien nuestros roles; somos padres, hijos, hermanos. Tenemos una vida laboral y relaciones de familia o amistad con otras personas, pero también somos parejas y amantes y a cada uno de estos roles hay que darles la justa importancia. Cuando no se administran bien, siempre habrá consecuencias no deseadas. 

        






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