viernes, 14 de noviembre de 2014

Los juguetes sexuales y la relación de pareja.




Uno de los principales enemigos de las relaciones sexuales es el prejuicio. En especial si quienes tienen el prejuicio somos nosotros mismos. En este sentido son miles las parejas que renuncian a introducir en el juego erótico elementos distintos a los que ya se conocen. Esto no sería nada malo si no se corriera con el riesgo de caer en la rutina y la monotonía sexual.


Por regla general las relaciones sexuales entre parejas estables van de mayor a menor, vale decir que se inician con un ímpetu extraordinario pero con el pasar del tiempo la intensidad va bajando hasta niveles alarmantes. Obviamente cuando el factor sorpresa y lo novedoso han pasado lo que queda es un acto mecánico medianamente satisfactorio que pone en peligro la relación, pues siempre fuera de casa se puede encontrar una chispa que encienda el fuego de nuevo, pero con otra persona y no con nuestra pareja.

Así las cosas, es obvio que las relaciones sexuales de la pareja necesitan renovarse. No solo en el modo en el que se realizan, también en el ambiente que se escoge y en los elementos que podemos aportar para hacer de la experiencia sexual un acto verdaderamente pleno y satisfactorio.

Afortunadamente contamos con unos buenos aliados; los juguetes sexuales. Una enorme variedad de productos que sirven para explorar la propia sexualidad y la de nuestra pareja se encuentran con mucha facilidad y ni siquiera tenemos que ir a una tienda (aunque si lo hacemos no es problema de nadie más que de nosotros) basta con hacer una pequeña búsqueda en internet para encontrar cosas que ni imaginamos que existen.

Partiendo del principio de que nuestro cuerpo es "nuestro" y podemos hacer lo que nos venga en gana con él (siempre que no nos hagamos daño) y admitiendo que nuestra pareja es un invitado permanente a nuestros juegos (o casi porque jugar solas también es divino), no existe ninguna razón que se oponga a que hagamos uso de cualquier artefacto que nos haga experimentar placer y le provoque placer a nuestra pareja. 



En tiempos pasados muchos ignorantes calificaban de pervertidos a quienes se veían descubiertos en el uso de juguetes sexuales. Como siempre la religión, la hipocresía, los tabúes y la mala información eran, y siguen siendo, los ingredientes fundamentales de los prejuicios en tal sentido. Sin embargo hoy en día las nuevas generaciones han aprendido a ver el sexo como más naturalidad, y ejercemos nuestro pleno derecho al placer sin ningún tipo de obstáculos. Lo mejor de esto es que podemos pasar de una relación sexual rutinaria y poco satisfactoria a relaciones altamente gratificantes y enriquecidas con tan solo echar mano de estos maravillosos juguetes, dejar nuestros prejuicios y atrevernos a innovar. 

En definitiva siempre es mejor atreverse a romper la rutina a quedarse viendo como nuestras relaciones sexuales ruedan cuesta abajo porque nos da pena o miedo hacer algo distinto. Una pareja adulta y madura afectivamente, puede descubrir cosas maravillosas que intensifiquen el placer mutuo y al mismo tiempo solidifiquen los lazos emotivos existentes, es solo cuestión de probar.

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